Datos personales

Mi foto
Chajarí, Entre Ríos, Argentina

domingo, 18 de mayo de 2025

El sen del campo y los celestinos

 

En otoño, cuando casi no hay árboles con flores, el sen del campo nos regala su belleza



                                                            El sen del campo y los celestinos

Muchas veces escuché hablar del sen del campo, pero jamás había visto uno. Cada vez que descubría una flor amarilla, me acercaba con la esperanza de encontrarme con ese hermoso arbusto. Conseguí fotos e información para estudiar su apariencia, y grabé en mi mente cada detalle: sus flores de cinco pétalos con dos antenas curvas, sus ramas oscuras y sus hojas verdes azuladas que, según dicen los libros, se cerraban por la noche igual que las flores. Buscaba y buscaba, sin embargo, no lograba encontrarlo. Llegué incluso a soñar con uno.

Felizmente, en aquel otoño mi sueño se cumplió. Caminaba por calle Urquiza, y de repente... sentí que el árbol me buscaba, llamando mi atención con sus ramilletes de flores amarillas justo frente a mis ojos. Había pasado muchas veces a su lado sin verlo. ¡Cómo pude estar tan ciega!, pensé. El pequeño árbol sobrevivía frente a una casa abandonada. Le tomé fotos y esperé a que maduraran sus semillas para llevarme algunas. Las sembré y al poco tiempo, obtuve unos cuantos ejemplares, de los cuales sobrevivieron tres.

Pasaron unos meses y comenzaron a refaccionar la casa abandonada. Lo primero que hicieron fue sacar el arbolito. Me dio mucha tristeza una tarde que pasé por allí y vi la tierra removida, pues lo habían extraído de raíz. Sus ramas, como cadáveres, estaban cortadas para que el camión las retirara.

Agradecí tanto haber llevado esas semillas. Planté dos ejemplares en mi patio y regalé el otro para que lo plantaran en los verdes de la avenida principal de la ciudad.

A uno de los arbolitos de casa lo veía por la ventana de la cocina y, en otoño, cuando las flores escaseaban, se vestía de dorado para recibir a los animales: abejorros, mariposas, orugas, hormigas, abejas, picaflores, pájaros de siete colores y, especialmente, una pareja de celestinos o chogüí que disfrutaban de su existencia.

Una mañana, mientras tomaba mate con cascaritas de naranja en la cocina, miré por la ventana para ver si estaban los celestinos allí, tenía la intención de ofrecerles media naranja, ya que sabía que era su fruta favorita. Fue entonces que noté algo extraño en mi querido arbolito: sus flores doradas parecían brillar con un resplandor mágico que no había visto antes, y sus hojas tenían un verde aún más azulado. Intrigada, salí al jardín para ver qué sucedía y llevé la media naranja por si venían los celestinos. Al acercarme, escuché una voz melodiosa proveniente del árbol que decía aguije, aguije. Apoyé la media fruta entre las ramas y vi a la parejita de celestinos picando el follaje. El machito, con sus hermosos ojos negros, me miró fijamente y repitió lo que había escuchado antes: aguije (gracias en guaraní). Luego agregó: Che ha'e mitã guarani (soy un niño guaraní). Esa frase y la profundidad de su mirada me trajeron el recuerdo aquella canción[1] cuya letra cuenta que un niño guaraní cayó de un árbol, murió y se convirtió en el pájaro celestino o chogüí.

De ese modo, vi claramente al gurisito en el brillo de sus ojos, rodeados de ese bello plumaje y esas alas angelicales color del cielo. Sentí que me agradeció por haber salvado a su arbolito favorito, porque los chogüís son parte del ecosistema del sen del campo. Comprendí su mensaje y los dejé comer la deliciosa naranja, mientras les dije que no tenían nada que agradecerme, que ellos y ese árbol tan especial alegraban mis días. Con sus buches llenos de naranja, la pareja de celestinos emprendió su vuelo con su canto “chogüí, chogüí, chogüí”, hasta confundirse con el cielo.

El arbolito recuperó sus tonalidades habituales, pero la magia de los celestinos impregnó cada una de sus flores, convirtiendo el jardín en un refugio para la fauna real y para los seres imaginarios que a veces se presentan de la manera menos pensada.






[1] Se refiere a la polka paraguaya “Pájaro Chogüí” o Choguy compuesta en 1945 por el músico argentino Guillermo Breer (Seudónimo Pytaguá o Pitaguá: extranjero en guaraní). Hay varias versiones en internet de esta canción, los invito a escucharla. 

viernes, 18 de octubre de 2024

Las amasaditas

 

Amasaditas de Santa Ana: son unas tortas que hacíamos con mamá y mis hermanas cuando éramos niñas. Su aroma convocante, invitaba a las vecinas a compartir a la hora del mate. En esa época, en la que nada nos hacía mal, las freíamos. Ahora, las horneamos.

Ingredientes:

-1 taza de harina común

-1 taza de harina leudante

-½ media taza de azúcar 

-1 pizquita de bicarbonato

-1 huevo

-jugo y cáscara rallada de 1 mandarina

-1 cucharada de anís en grano

-1 cucharada de materia grasa y la cantidad necesaria de leche.

Procedimiento: formar una masa, amasarla enérgicamente durante 5 minutos, estirar con palo y cortar rombos. Hornearlas durante 20 minutos a 180 grados. También se pueden hacer fritas.



jueves, 18 de julio de 2024

Canción de la biblioteca

 Libros de manteca (La canción de la biblioteca)

Biblioteca, teca, teca

dame un libro de manteca.

Cuentos, canciones, poesías,

me hacen reír de día,

ja, ja, ja…

 

Y cuando llega la noche,

me llevo un libro a la cama,

para hacer nana,

hasta mañana, hasta mañana.

……………………………

 

Y después sale el sol,

detrás del farol,

muy feliz estoy,

porque el cuento de anoche,

me hizo imaginar sin derroche

un mundo mejor,

lleno de amistad y amor.

……………………………

 

Con inspiración voy,

sin  más que la ilusión

de vivir una gran emoción,

hoy voy, voy hoy

hoy voy, voy hoy

……………………………

 

Gracias biblioteca teca, teca,

por tus libros de manteca.

Natacha Lanche

(para cantar en las bibliotecas de primaria y luego escuchar al estudiantado cantándola por el patio)


 

 

                                                                                               



martes, 16 de julio de 2024

Abejas y lectores



"Los libros son las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra" James Russell Lowell
Abejas y lectores   (Sabiduría de miel)

 

Buscando néctar con paciente labor,

vuelan las abejas de flor en flor

igual que el lector recorre las páginas,

bebiendo saber en las palabras mágicas.

 

Las abejas construyen con cera y empeño,

panales que son hogar y dulzura,

los lectores tejen con letras y sueños,

un mundo de ideas y cultura.

 

Cada flor da su esencia, su aroma, su vida,

cada libro ofrece su historia, su voz,

y en el zumbido de abejas y páginas,

resuena la música del conocimiento y el amor.

 

Las abejas nos enseñan la fuerza del trabajo,

la unión que transforma el esfuerzo en miel,

así los libros forjan mentes despiertas,

con cada lectura, nuevos saberes y emociones.

 

Como las hacendosas obreras

polinizan las flores formando frutos,

los hacendosos lectores

recrean las palabras construyendo ideas.

 

Como en la colmena, en la mente se guarda,

la miel del saber, dulce y esencial,

y en la vida se comparte

sabiduría y miel con los semejantes.

 

Las abejas producen la miel dorada,

los lectores encuentran en la lectura su morada.

Ambos seres, en su quehacer diario,

nos regalan un mundo extraordinario.


Sol invernal

 🌞🌞🌞🌞🌞🌞🌞🌞🌞🌞🌞🌞

Sol invernal

 

Con tus rayos de luz y calor

ingresas a mi hogar

eres siempre bienvenido

pues tus destellos mitigan el frío. 

 

Mágica estrella luminosa

que cubres cada rincón 

y contigo todo huele a sol.

Tu visita es efímera,

quisiera retenerte, mas no puedo,

sólo me queda disfrutar el momento

pues no sé si mañana volverás.

 

Tu ausencia deja grises y melancolía,

tu presencia, colores y alegría.

Tenue sol de la estación más fría, 

dame tu luz y calidez,

en tu brillo encuentro felicidad,

en tu calor, esperanza,

y en cada amanecer,

la promesa de tu regreso

a iluminar los días grises.

sábado, 10 de febrero de 2024

Brisa de primavera

 💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞💞


Hubo muchos septiembres

pero el de dos mil dos fue especial

cuando parecías un imposible

el gran milagro se produjo

llegaste tú

para darle alegría a nuestras vidas.

Frágil y valiente a la vez

un vínculo para siempre

.una Brisa fresca que se aventuraba a la vida.

Al conocerte en aquella primavera reciente

sentí que mi vida cambiaba para siempre

una transformación hermosa, prometedora

llena de amor.

Vi mis ojos proyectados en los tuyos

eras futuro, esperanza

crecías, me enseñabas

cosas que nunca imaginaba

que una hija podía enseñar a su mamá

independencia, decisión, ocurrencias

¿por qué besar si no quieres?

¿por qué creer en lo que no ves?

Llegó tu adolescencia

y reafirmaste tus convicciones

¿Por qué masificarte? Si no es eso lo que quieres

¿Por qué embriagarte? Si no es lo que deseas

¿Lo que hacen todos es lo correcto?

¿Qué dice el corazón?

Seguir tu intuición y principios

sin sacrificarlos por el solo hecho de pertenecer

Qué gran lección das hija amada

juntas vamos aprendiendo 

 explorando nuevos caminos

construyendo nuestro hermoso mundo

único, irrepetible tan nuestro.

Amo ver desplegar tus alas

llenarlas de logros, de intentos

de momentos especiales

de acompañarte siempre.

Pase lo que pase…

mamá y papá te aman siempre

……………………………………….

                                                                                     Natacha, septiembre de 2023

                                                                                             con motivo de los 21 años de Brisa

💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕💕

viernes, 19 de enero de 2024

De poetas y poesías

 Los poetas y las poetisas

👉transforman sus sentimientos íntimos  en palabras para regalarlas al universo

👉son mariposas  en vuelo constante

👉son pedazos de cielo que flotan con su imaginación


    Mi jardín


Mi jardín es un canto a la libertad

es espontáneo, expresivo y natural.


Así es mi jardín

tampoco sé si es mío, o es de todos

porque  está entre la vereda y la calzada

frente al lugar que habito

desde donde lo cuido y disfruto.


Cuanto menos plantas exóticas, mejor

porque de las nativas, son su invasor.

Basta  alguna semilla regional que encuentro por ahí,

al tiempo se llena de flores con frenesí

recordando su origen en sí.


Así es este jardín

no sabe de geometría, líneas rectas

ni círculos perfectos

no está para servir a mi vanidad,

sino a la diversidad.


Con el sol intenso de la siesta

¡se arma una gran fiesta!

Disfrutan las flores entusiasmadas

abejas, mariposas y toda la fauna asociada.


Atraídas por  el rico polen

vienen en cuatro, seis u ocho patas,

otro tanto pasa con las alas

y qué decir de las formas y colores 

Cuánta diversidad en esas flores.

Cuánto poder tiene una semilla

que a estas criaturas  

le hacen la vida más sencilla.

Natacha Lanche



sábado, 23 de septiembre de 2023

Las telas de mi infancia


Las telas de mi infancia

 

   Hace unos días abrí un gran baúl lleno de piezas de telas, metros y metros de los más variados diseños, los cuales como en una alfombra mágica me llevaron hasta mis primeros años de vida. Diseños que estaban adormecidos en mi mente, pero al verlos, espontáneamente afloraron los recuerdos de haber crecido en la tienda de Santa Ana, antes de la llegada del Lago de Salto Grande. 

   Don Aquiles Lanche, mi padre, vino desde Salto - Uruguay, primero exploró toda la zona como vendedor ambulante, al principio con una valija y a pie, luego en un Ford T,  recorrió las colonias y ciudades de la región, hizo muchos amigos gracias a su honestidad, risa contagiosa y buen humor, así logró una gran clientela, conociendo sus gustos y necesidades en materia de indumentaria. Cuando se posicionó como comerciante y la cantidad  de mercadería creció, trajo sus capitales del Uruguay y eligió Santa Ana para establecer allí la querida tienda que fundó en 1940. Luego se casó con  mamá, a quien conoció siendo costurera del negocio, nacimos las cuatro hijas que desde chiquitas íbamos y veníamos entre la casa y la tienda, por eso es tan fuerte el recuerdo de las telas mágicas.

   Allí crecimos las cuatro hermanas, rodeadas de amor entre dibujos y colores mágicos, que se desplegaban sobre los anchos mostradores ante las caras felices de las clientas, quienes ya se imaginaban en una fiesta luciendo vestidos con esas texturas y estampados alegres. Y ahí estaban las habilidosas manos de Julia Dalarda, nuestra madre, cortando la cantidad exacta que se necesitaba, como buena modista profesional, casi sin usar el centímetro y, según el modelito que la clienta deseaba, orientaba con precisión cuánto debía llevar, también  con qué hilos, botones, cierres o puntillas complementar. 

   Esas telas con historia también trajeron a mi mente las otras secciones de la tienda: ropas para damas, caballeros, niños, bebés, calzados (zapatos suela Febo, zapatillas Flecha, Pampero, alpargatas Taba), cosméticos, perfumes, colonias, lociones (Nantes, Polyana, Lancaster, Mary Stuart, Claro de Luna, Crandall, Old Spice, 7 Brujas, Magazine), accesorios como los pañuelos de acetato para la cabeza o el cuello, medias, cintos, carteras, bijouterie, ropa interior incluyendo enaguas o combinación, sombreros, gorros, bufandas, bazar, librería, juguetes, blancos, muebles, deportes (Sacachispas), tecnología (radios, tocadiscos, relojes Watra o Fero, linternas, encendedores, yesqueros, cortaplumas, máquinas de afeitar),  etc. Todo desplegado en dos grandes  salones unidos, rodeados de estantes y mostradores,  excepto los muebles que estaban en los depósitos. Así era nuestra tienda, venían gente de todos lados, de las colonias en sulkys o autos, de Mocoretá o Federación arribaban en autos o en el coche motor.

   Ahí están en el baúl las telas mágicas para ayudar a recordar que bajo el lago, una tienda existió.



 

martes, 5 de septiembre de 2023

Santa Ana, la historia sumergida en el lago

En este video leo el relato de mi autoría titulado  Santa Ana, la historia sumergida en el lago incluido en el libro Pinta tu aldea de varios autores en su primera edición - Editorial de Entre Ríos, 2022
En cuanto al video, pensaba hacer un audio para alguien con dificultades para leer y terminé agregándole fotos de un alto valor afectivo que ilustran todo el texto en general, no esperen que coincida el relato con cada foto, están avisados :) :)

Santa Ana, la historia sumergida en el lago

Santa Ana es una bella localidad del noreste entrerriano, abrazada por aguas, playas y el verde anaranjado de sus cultivos. Detrás de este paraíso subyace una historia muy particular que conlleva una mezcla de nostalgias, solidaridad, expectativas, resiliencia y esperanzas. El suceso de referencia ocurrió en 1979 e involucró a un sector de la urbanización y de la zona rural, con sus habitantes y proyectos de vida. Fue entonces cuando gran parte de Santa Ana, tuvo que trasladarse a la zona más elevada o emigrar a otras localidades para dar espacio al emplazamiento del lago de Salto Grande. Esto ocasionó una verdadera transformación en el lugar y en la vida de la mayoría de sus pobladores. Pero... ¿Fue positiva o negativa esta vicisitud para los protagonistas y la región? Recordar puntos históricos clave, considerando datos del investigador Varini, ayudará a ensayar una respuesta.

En estas tierras, enaltecidas por el espíritu de pueblos originarios, en 1848 Santiago Artigas —enviado por Urquiza— creó la Estancia Estatal Santa Ana, que luego fue vendida a particulares. En 1896 la compró Cupertino Otaño, al año siguiente la loteó, delineando la planta urbana, llamada Pueblo Otaño y la zona rural adyacente, que denominó Santa Ana. Desde 1875 pasaban las vías férreas, quedando las mismas casi al medio de la urbanización. La Ley Nacional de Inmigración y Colonización promulgada en 1876, propició la llegada al lugar de europeos, en su mayoría italianos. En 1889 se construyó la estación ferroviaria Santa Ana. En 1901 se entronizó a Santa Ana como Patrona, hechos que unificaron el nombre del poblado. Los datos precedentes dan indicios de que cada etapa fue dejando su legado demográfico a través de los años: originarios, gauchos, criollos y demás habitantes de la estancia, inmigrantes, ferroviarios, luego se sumaron docentes, enfermeros, policías, comerciantes, entre otros. Este rico crisol cultural se integró y consolidó generación tras generación, conformando una linda e interesante población con tradiciones y costumbres propias, muy reconocida en la región. Con esa identidad santanense bien definida, llegamos a los 70, que son los años previos al lago. Para entender cuál era la necesidad de crearlo, es oportuno volver a mirar hacia el pasado explorando datos en la página web de Salto Grande: los guaraníes los llamaron Ytú; los españoles, Salto Grande, son los rápidos del Río Uruguay, que impidieron desde siempre la navegación, obligando a interrumpirla desde Monte Caseros hasta Hervidero —Departamento Concordia—  Hacia finales del siglo XIX con el devenir de la electricidad, consideraron la posibilidad de aprovechar los saltos para generar energía hidráulica. Desde 1890 propusieron realizar una represa argentino-uruguaya, luego otros proyectos que incluían navegabilidad, riego, control de crecientes, agua potable, recursos ictícolas, todo para contribuir al desarrollo económico y social de ambos países, los cuales anhelaban trabajar juntos para lograrlo. Los sucesivos gobiernos y sus pueblos, sostuvieron la voluntad de seguir con este plan, no obstante estas convicciones, hubo acuerdos y desacuerdos que retrasaron los propósitos por décadas y, recién en abril de 1974 se comenzó a construir la tan ansiada Represa Binacional de Salto Grande.

Antes del lago en Santa Ana el relieve marcaba dos zonas bien definidas, una baja y otra alta, esta última subsistió y albergó a los habitantes de la primera en modernas construcciones realizadas para tal fin. En la parte baja se destacaban: la estación del ferrocarril con toda la infraestructura necesaria para conectarnos a través del tren y del coche motor. Otras vías de comunicación eran el correo postal, la central telefónica, algunos teléfonos particulares, el arroyo que se utilizaba para recreación y sobre el mismo pasaba el puente que vinculaba con el acceso a la Ruta Nacional N° 14, a la estación de servicio, a las Colonias Ensanche Sauce, Belgrano, Mandisoví, entre otras.

Tenía cancha de fútbol y club social: ambos convocaban asistentes de una vasta zona. En cuanto a comercios y servicios había: panadería, carnicerías, bares, almacenes, fábrica de soda, tienda, heladería, quioscos, transportista, zapateros, modistas, fotógrafas, tejedoras, peluqueros, colonos que vendían sus productos a domicilio, embarcadero, taller mecánico, estación de servicio a cinco kilómetros del pueblo. En la ruta se tomaban colectivos de larga distancia y al pueblo entraba uno de corta distancia. En lo referente a edificios, los locales públicos, comercios, galpones y varias viviendas eran de material, también existían casas precarias. Las calles principales estaban enripiadas. El tanque de agua que aún sigue en pie, abastecía a surtidores públicos y a pocos hogares. En 1972 Santa Ana tuvo el primer órgano de gobierno y en 1974  Junta de Gobierno. En 1975 se creó la escuela secundaria y se instaló electricidad domiciliaria.

A partir de 1974 todo fue cambiando. Llegaron ingenieros, topógrafos, muchos santanenses iban a trabajar a las obras de la represa, comenzaron las expropiaciones, hubo que decidir si quedábamos en el pueblo y en tal caso si nos haríamos la casa o si iríamos a las que ofrecía el gobierno. Cada familia evaluó y decidió. El movimiento local crecía constantemente por los obreros y las maquinarias. Le dieron una dinámica importante al lugar, pero nos inquietaban dos cosas: que nuestro espacio se iba a inundar y la incertidumbre acerca de qué iba a pasar cuando quedemos prácticamente aislados y se vayan las empresas constructoras. El tiempo pasó rápido y llegó 1979: varias  familias se fueron a vivir a otras localidades, la mayoría nos mudamos a casas nuevas en la parte alta. Nuestras viviendas anteriores fueron destruidas, retiraron las vías, desmontaron árboles, dinamitaron sin éxito el puente. Fue triste y desolador ver cómo desaparecía nuestro pueblo. Poco a poco llegó el agua, cortó el acceso a la ruta y a las colonias que estaban al oeste. A algunas familias nos quedaron los familiares y la chacra del otro lado del lago. Contábamos con una sola salida, que cuando llovía se volvía intransitable. Toda la parte baja fue sumergida, excepto el tanque de agua. La escuela secundaria se cerró, no había teléfonos, ni ferrocarril cerca. A pesar de todo, como pueblo comprendimos que el sacrificio valía la pena para favorecer el desarrollo regional, del país y del Uruguay. Optamos por enfocarnos en la parte llena del vaso, o sea  en nuestro lago, colmado de energía, vida e historia, porque en cada gota de agua y en cada granito de arena, hay un sentimiento, una emoción que le agrega valor. Otro aspecto favorable eran las viviendas nuevas que invitaban a disfrutarlas, quererlas, compartir la misma experiencia con la vecindad y, con ese sentir colectivo, pudimos pensar en el futuro. En 1984 se declaró municipio de II categoría a Santa Ana, gestionaron obras, restablecieron comunicaciones, servicios y durante cuatro décadas de trabajo, el pueblo se convirtió en una atractiva ciudad muy visitada, con casas de veraneo en la costa e infraestructura turística. En el año 2000, con la construcción de la Ruta N°2, recuperó su conexión con la Ruta Nacional N° 14. La fuerza de voluntad local pudo convertir lo pequeño en grandioso, prueba de ello es aquel festival regional que nació en 1986 y actualmente es la exitosa Fiesta Nacional de la Sandía.  Por todo lo vivido  Santa Ana merece  lo mejor para su desarrollo.

A más de 40 años de los sucesos de 1979, en lo mediato, resultaron positivos por el gran  desarrollo regional logrado. Ese progreso tuvo un precio en lo inmediato por los inconvenientes mencionados y en lo emocional. Como muestra basta decir que  no tenemos elementos tangibles para reconstruir un recuerdo de la infancia, pero por fortuna lo compensa un paisaje maravilloso que invita a soñar en grande.



https://soundcloud.com/lic-natacha-lanche/santa-ana-la-historia-sumergida-en-el-lago?si=c460ec88bcc14f4baa98041c800c4ba4&utm_source=clipboard&utm_medium=text&utm_campaign=social_sharing

domingo, 27 de agosto de 2023

Pinta tu aldea

 Comparto imágenes del libro "Pinta tu aldea" publicado por la Editorial de Entre Ríos, es una antología con relatos históricos de distintos lugares de nuestra querida provincia. Participé contando lo sucedido en Santa Ana en el año 1979, momento en el que el pueblo se trasladó para dar lugar al Lago de Salto Grande. Santa Ana, la historia sumergida en el lago, un verdadero orgullo que el sitio donde nací y crecí esté presente en esta obra.









lunes, 17 de julio de 2023

POESÍA BIBLIOTECA LITERATURA DE CHAJARÍ

 

Espacios eternos

Desde siempre para la humanidad

las bibliotecas han sido una necesidad,

papiros, pergaminos, tablillas

atesoraban el saber y el sentir como semillas.

Con el papel y la imprenta,

nuestros queridos libros

llenaron las bibliotecas más de la cuenta

una gran revolución que todos veían…

Luego llegó soporte digital

¡van a desaparecer!…. decían

sin embargo y muy proactivas

las bibliotecas se aliaron con estas tecnologías

fusionaron su técnica tradicional

con la inteligencia artificial

se potenciaron mutuamente para servir a usuarios

impulsadas por la energía de sus bibliotecarios.

Las bibliotecas son pasado, presente y futuro

resistieron los tiempos sin apuro

son puentes que unen la cultura con cada ciudadano

bregando por un mundo más humano.

Abiertas a los desafíos de tiempos modernos,

las bibliotecas son espacios eternos.

Natacha Lanche

jueves, 13 de julio de 2023

De Gurí a marino

                                                    Creció en la costa del Río Uruguay

observando pirinchos, chimangos y teros,

calandrias, cardenales y horneros,

cada ave con su acontecer

ninguna era igual

¡Cuánto había para aprender

en la costa del Uruguay!

Siete colores, cabecitas negras y benteveos,

brasitas de fuego, perdices y naranjeros,

comadrejas, peces y toda la fauna

le enseñaban como en un aula.

 

Curupíes, cañafístulas y coronillos

chilcas, totoras y ceibillos

cada planta con su acontecer,

ninguna era igual

¡Cuánto había para aprender

en la costa del Uruguay!

 

A la Capilla San Miguel fue por religión,

a la Escuela 13 Libertad, por educación,

a Santa Ana por asuntos del corazón,

y a la mar, por profesión.

 

En el Arroyo Morillo tarariras pescaba

sabiendo que luego en el Uruguay desembocaba.

Hacia el este observaba la costa uruguaya

con sus montes, azucareras y playas,

veía pájaros en bandadas

que iban a dormir al otro lado

como en un rito sagrado

¿Quién pudiera?  -se preguntaba...

 

Desde el Norte el agua traía

troncos, semillas y mucho misterio

¿A dónde se irá el río? se cuestionaba muy serio.

Quería seguirlo, ya no se conformaba con lo que veía.

En la medida que crecía,

su curiosidad también lo hacía.


Aventuras, expectativas, sacrificios,

esperanzas, ilusiones, desafíos.

 

El río va al mar y un día fue tras él.

Estudio, perseverancia,

disciplina, constancia…

Los sueños llegan:  mares, océanos, barcos,

la Patria, el mundo, los puertos.

 

................................................................................

 

Treinta y cinco años después, mira a la distancia,

les cuenta toda su experiencia

a los descendientes de aquellos pajaritos de la infancia

y sigue viendo al inmenso mar

en los ojos azules de su Brisa del mar.

En la misma costa del Uruguay,

al abrigo del hogar que lo vio crecer

disfruta sus sueños cumplidos cada amanecer

lleno de orgullo y satisfacción,

por haber abrazado aquella vocación

de servir a la Nación.

                                                                          Natacha