Relato inspirado en Punta Alta a partir de una conversación con un vecino del lugar, quien me contó que había una elefanta enterrada enfrente de su casa.
Gracias
a Julia
En
todas las ciudades del mundo hay un terreno baldío de grandes dimensiones y es allí donde se instalan los circos
itinerantes con sus inmensas carpas.
Por alguna razón siempre quedan esos espacios, como si estarían
esperando a los entretenimientos nómades.
En algún momento, efectivamente llegan, desembarcan acróbatas, actores
de teatro, motociclistas, contorsionistas, equilibristas, magos, malabaristas,
mimos, patinadores, payasos, titiriteros y cuanta destreza circense
exista. Durante la permanencia se altera
la ciudad porque invaden con publicidad por distintos medios: a la salida de los colegios repartiendo entradas promocionales, rodantes
que recorren todos los barrios, algunos se anuncian en aviones, por radios,
diarios o televisión, en definitiva, nadie queda sin saber que hay un
circo.
En
la década del setenta u ochenta, cuando todavía la publicidad era boca a boca, llegó a
Punta Alta un gran circo, que además de las habilidades humanas, tenía animales
salvajes adiestrados como era habitual en ese entonces. Contaba con una pareja de leones, un oso,
tres monos, un tigre y una elefanta a la que llamaban Julia. Ella era el gran atractivo y durante la
primera semana hizo muy bien sus piruetas.
Luego se enfermó gravemente al tragarse una botella con hipoclorito de sodio (lavandina) y no hubo forma de salvarla. Sus restos quedaron enterrados en el terreno ubicado en Colón e
Italia de esta hermosa ciudad. El circo siguió hacia otro destino con el itinerario previsto.
A
partir de ese momento ya nada fue igual en ese sitio. Los niños que conocieron a Julia pasaban
tristes por el lugar y le tiraban flores desde lejos. Si alguien quería comprar ese terreno para
construir, el negocio nunca llegaba a concretarse, ni el municipio pudo
urbanizar en ese espacio.
Paulatinamente
la vegetación fue cambiando, a las plantas propias del lugar como opuntias,
tunas, cañas de castilla y cortaderas, se le agregaron acacias tortilis, kigelias, baobabs, gramíneas de la sabana entre otras especies
propias de África.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu comentario